El equipo profesional del FI15 entrena duro para ganar la regata, mientras Jordi Cabau confía en la pericia ya adquirida de su tripulación para estar entre los mejores de la clase Época
En la X Copa del Rey de Barcos de Época Trofeo Panerai coinciden embarcaciones que navegan con regatistas profesionales y otras que cuentan, en cambio, con equipos amateurs. Son maneras diferentes de afrontar las pruebas que mañana darán comienzo en aguas de Menorca, si bien a todos les une la pasión por el mar y el espíritu competitivo inherente a las regatas. “Principalmente, navega la familia, entre los que se encuentra mi mujer y mis hijas. El resto hasta completar la tripulación de entre 9 y 10 regatistas son amigos que suelen participar con nosotros habitualmente”, explica Jordi Cabau, armador del Mercury, un diseño de Sam Crocker de 1938. El caso del Lady Ann, botado en 1912 por Wiliam Fife & Son y que compite en la FI15, es muy distinto. Toda la tripulación está íntegramente formada por expertos regatistas que han participado en las más importantes y prestigiosas regatas, según reconoce su patrón, Richard Le May. “La base son 12 regatistas profesionales aunque dependiendo de las regatas llegamos a contratar ocho más”, apunta. Los equipos afrontan las regatas también de forma diferente. Los entrenamientos en el Lady Anne se realizan tres días antes del inicio de cada competición, mientras que en el Mercury no es necesaria una previa preparación ya que “conocemos muy bien el barco, todos ya han navegado en él; además mi familia lo utiliza mucho como crucero”, afirma Cabau. “Los éxitos del Mercury tienen mucho más mérito –continúa explicando su armador- porque no es un barco de regatas y no pagamos a nadie para regatear”. Aunque ambas tripulaciones disfruten navegando, su máximo objetivo es ganar. “La pasada temporada conseguimos 3 de las 4 copas que había, así que este año queremos hacernos con todas”, asegura el patrón de Lady Anne, que sólo sale del agua una semana al año para pintarlo y reparar la quilla. En el Mercury salen a regatear básicamente para disfrutar. “Intentamos trazar una buena táctica y realizar bien las maniobras, además llevamos buenas velas. Aunque no nos obsesionamos por la victoria, ésta no es fruto del azar”, asegura Jordi Cabau, que ha participado en todas las ediciones de la Copa del Rey Barcos de Época y considera que este año el nivel de esta regata “está a la altura de un Cannes”. --- En la foto, Jordi Cabau y su hija, Tanit.