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Dos rompedores de récords de la Fastnet en la Copa del Rey de Mahón

  • REPORTAJE
  • 01 Septiembre, 2017

El Hallowe’en (1926) mantuvo la mejor marca de la legendaria travesía durante 13 años, hasta la botadura del Nordwind (1939), el barco de la Marina de Guerra alemana cuyo registro permaneció vigente otro cuarto de siglo. Ambos fueron los mejores barcos de regatas de su tiempo.

Son conocidas como las “viejas damas” del mar, pero muchas de ellas representaron en su momento la vanguardia de la arquitectura naval. Fueron embarcaciones hechas para batir récords y ganar las regatas más prestigiosas del mundo. Hoy, muchas décadas después, siguen navegando y formando parte de la flota que participa en las competiciones de vela clásica y de época, un segmento en crecimiento donde han encontrado su sitio muchos regatistas veteranos amantes de la madera y la tradición, y donde también disfrutan del arte de la navegación campeones de nuestro tiempo.

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Cada uno de los más de 60 barcos que participan en la XIV Copa del Rey de Barcos de Época guarda entre sus cuadernas parte de la historia de la náutica deportiva, pero pocos simbolizan con tanta elocuencia el espíritu de la competitividad y la superación como el Hallowe’en (1926) y el Nordwind (1939), dos ganadores en tiempo real de la mítica regata Fastnet.

Hallowe’en, del que por su aspecto actual podría decirse que acaba de salir del astillero, fue de hecho el segundo ganador de la famosa travesía de 608 millas que zarpa de Cowes y discurre por el Solent y el mar de Irlanda hasta el islote Fastnet Rock, el último inquietante reducto de Europa que avistaban los inmigrantes que se dirigían a Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX y donde se levanta, imponente, uno de los faros más fotografiados del mundo. 

La tripulación patroneada en 1926 por J. F. N. Baxendale pulverizó la marca de la Fastnet al detener el cronómetro en 3 días, 19 horas y 5 minutos, frente a los más de 6 días invertidos el año anterior por el Jolie Brise en la edición inaugural. En sus años de máximo esplendor, el Hallowe’en, de 25 metros de eslora y que compite en la clase Big Boat de la Copa del Rey, solía contar a bordo con la presencia del príncipe Olaf, futuro rey de Noruega. El arquitecto naval William Fife III, autor de algunos de los barcos más bellos del mundo, dijo de él que era su “joya perfecta”. Su propietario actual es Inigo Strez y el barco navega bajo pabellón británico.

El récord del Hallowe’en se mantuvo durante 13 años, hasta 1939, en que apareció en escena otro de los Big Boats presentes en la Copa de Rey, el Nordwind, que rebajó la marca en tres horas y la mantuvo vigente durante un cuarto de siglo

La historia de este velero, botado el mismo año en que dio comienzo la Segunda Guerra Mundial, está inevitablemente ligada a este conflicto que cambió el curso de la humanidad. Fue un encargo directo de la Marina de Guerra alemana (la Kriegsmarine) al ingeniero Henry Graber y algunos rumores apuntan a que era el yate privado de Karl Dönitz, almirante y último jefe de Estado del III Reich tras la muerte de Hitler.

Tras ser requisado por Gran Bretaña al final de la guerra, el Nordwind, de 25 metros, pasó por diversas manos. Durante varios años tuvo base en Palma de Mallorca. Su propietario actual es una empresa llamada Blue Sky Yachting y su gallardete es el del New York Yacht Club. Se trata de un yawl (dos palos, con la mesana a popa del timón) muy robusto, construido con madera de caoba y estructura de acero. Estas características lo convierten en uno de los pocos veleros de época autorizados para navegar sin restricciones en cualquier mar del mundo. Sus travesías de los últimos años, bajo el mando del capitán Alex Veccia, le han llevado a doblar el Cabo de Hornos y a navegar por los fiordos chilenos, el océano Austral e incluso el paseo del noroeste en Alaska, aguas donde no se ven otros barcos de recreo de su tiempo.

El Circe (1950), que debe su nombre a la diosa griega de la isla de Eea, es el tercero de los participantes en la Copa del Rey de 2017 que cuenta con el honor de haber ganado una Fastnet en tiempo real. Fue el año después de su botadura, aunque su registro no consiguió superar el del Nordwind, que permaneció en el palmarés de la regata oceánica hasta la edición de 1965, cuando el Gitana IV, de E. de Rothschild, cruzó la línea de llegada después de 3 días, 9 horas y 40 minutos de travesía.

Otros barcos que han visitado el Muelle de Levante de Mahón formaron parte en algún momento de la flota de la Fastnet. El Calima (1970) la ganó en su clase en 2001 y otro velero legendario, Il Moro di Venezia (1975), “sobrevivió” a la trágica edición de 1979, en que una tormenta provocó decenas de naufragios y el fallecimiento de 15 participantes.

Pero esa es otra historia.

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