Nathael Greene Herreshoff es uno de los grandes genios del diseño naval de todos los tiempos. Defendió con éxito en seis ocasionales la Copa América, construyó catamaranes en 1877 e inventó el “cross-cut” que aún hoy perdura en las velas modernas. Cinco de sus ‘criaturas’ compiten en la Copa del Rey Repsol de Barcos de Época.
El nombre de Nathael Greene Herreshoff (Bristol, Rhode Island, 1848-1838) se asocia generalmente a las seis exitosas defensas que sus diseños hicieron de la Copa América entre 1893 y 1920. Tiene su lógica: no hay en el mundo de la vela trofeo más prestigioso que la Jarra de las Cien Guíneas, por la que hoy siguen peleando las mayores fortunas del orbe. Aquellas victorias cimentaron su leyenda y le valieron el apodo de “El Mago de Bristol”.
Pero la magia de Nathael, así llamado en honor a Nathael Greene, mano derecha de George Washington en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, no se limitó a dibujar barcos invencibles para la Copa América; también inventó, por ejemplo, el “cross-cut” (la disposición de los paños de la velas a 90 grados de la baluma, tecnología que hoy conserva su plena vigencia) y construyó un buen número de magníficos yates de vela y de regatas para empresarios y hombres adinerados de su tiempo, entre ellos el editor William Randolph Hearst (el Ciudadano Kane de Orson Welles) o el banquero John Pierpont Morgan. Su despacho y su astillero, ubicados en su ciudad natal, se convirtieron en la meca de las grandes fortunas de los Estados Unidos y, como consecuencia de ello, en un excelente negocio. Todos los que podían permitírselo querían poseer un Herreshoff.
El talento del ‘mago’ como navegante, sin duda muy notable, se vio eclipsado por su condición de genio del diseño y la construcción de barcos. En 2011, con bastante retraso, fue admitido en el Salón de la Fama de la Navegación Nacional. La reseña biográfica elude referirse al regatista y se ciñe exclusivamente a las importantes innovaciones que Herreeshoff introdujo en el diseño naval, desde la construcción de un catamarán de 31 pies en 1876 hasta los cinco defensores de la Copa América (Vigilant, 1893; Defender, 1895; Columbia, 1899 y 1901; Reliance, 1903; y Resolute, 1920), pasando por el monotipo Herreshoff 12½ (muy popular en su día) o el torpedero US Navy Lightning, el más rápido de su época.
El legado de Herreshoff permanece vivo a través de su obra. Y, de algún modo, su nombre conserva intacto el prestigio y la atracción que le llevaron codearse con la alta sociedad americana de la última década del siglo XIX y las tres primeras del XX. Cinco de sus espectaculares diseños están presentes en la XVIII Copa del Rey Repsol de Barcos de Época que organiza el Club Marítimo de Mahón. Algunos ya saben lo que es navegar por las aguas menorquinas; otros se estrenan en la que unánimemente está considerada como la mejor regata de barcos clásicos de España. Todos ellos tienen más de 100 años.
Entre los inéditos en Mahón destaca el Scud (1903), del armador Patrizio Bertelli (co-propietario junto a su esposa de la marca Prada), que contará en su tripulación con el pentamedallista olímpico brasileño Torben Grael, una de las grandes leyendas de la vela de todos los tiempos. El barco tiene una eslora de 17,5 metros y compite en la clase Época Cangreja, donde se citan los más antiguos de la flota. Pertenece a la clase Bar Harbor 31, de la que se construyeron 13 unidades, aunque sólo dos han llegado a nuestros días. En su momento fueron considerados barcos “pequeños”; hoy impresiona verlos navegar con todo el trapo desplegado. Bertelli ganó la Copa del Rey de Barcos de Época en 2017 a bordo del Linnet, un NY30 de Herreshoff, y, si se tienen en cuenta las palabra que pronunció entonces, regresa con la intención de repetir victoria: “Lo importante es ganar, da igual si es en un clásico o en un Copa América”.
El Chinook (1916) sabe también lo que es ganar la Copa del Rey. Diseñado por Herreshof y construido por Oliver G. Jennings en el New York Yacht Club, este imponente cutter conserva su aparejo de cangreja, lo que le convierte en rival directo del Scud. Originalmente se llamó Pauline y antes de ser Chinook fue conocido también como Banshee. Con sus 19’8 metros de eslora y su manga de 4’4 metros, es uno de los veleros más veloces de su categoría gracias a los 230 metros cuadrados de superficie vélica que es capaz de desplegar. Su armador es Paolo Zannoni, consejero delegado de Prada desde mayo de 2021.
El Rowdy (1916), de la armadora Dona Dyer, es, junto al Chinook, uno de los cuatro NY40’s de Herreshoff que aún navega. La flota inicial llegó a tener hasta 14 ejemplares, de los que nada menos que 11 salieron el astillero el mismo año que el Rowdy. Los impulsores de la clase fueron miembros del New York Yacht Club. Estos veleros fueron apodados los Cuarenta Combatientes y dominaron la famosa regata Bermuda Race entre 1924 y 1928. El aparejo de cangreja original del Rowdy ha sido sustituido por uno bermudiano (vela triangular), por l que no se enfrentará directamente a su hermano.
El Spartan (1913) es, con sus 22 metros de eslora, el barco más grande de la clase Época Cangreja. Formó parte de una serie de nueve veleros que salieron del astillero de Herreshoff en Bristol entre 1913 y 1915. No tenía bauprés, algo inusual en su época. Convertido en un yawl en 1945 y reformado en los años 60 y 70, el Spartan se utilizó como barco de charter en el Caribe. En 1989 se inició una primera fase de reconstrucción, pero los trabajos se vieron interrumpidos debido a diversas vicisitudes. Tras un tiempo de abandono, el Spartan fue trasladado al Museo Herreshoff en 1993, donde permaneció hasta su última restauración, en 2009. Consta como armador la empresa Nathael Greene Herreshoff Restoration.
De entre los cinco Herreshoff presentes en la Copa del Rey Repsol de Barcos de Época, Mariette (1915) será el que sin duda acapare más miradas. Su regreso a la regata menorquina, de la que ha permanecido ausente desde 2014, lo es también el de la clase Big Boats, donde compiten los gigantes de la flota. Este impresionante barco, aparejado como goleta áurica, puede desplegar 1.030 metros cuadrados de superficie vélica en sus 39 metros de eslora. Fue el primer gran yate construido por Herreshoff y es uno de los buques insignias de una marca que perdura en el tiempo gracias a la genialidad de su creador.